martes, 2 de agosto de 2011

Gestión de museos
Apropiación de modelos a partir del uso de las TIC

Rodrigo Witker B.
Académico de la BUAP-México


En los últimos años se ha puesto de moda, en muchos lugares del mundo (1) y también en nuestro país, hablar de la gestión de museos, ya sea como algo novedoso, ya como algo más eficiente que la administración,  o bien como una cualidad distintiva de una nueva profesión. También puede ser vista como un mecanismo de desarrollo y proyección de un espacio museístico. Lo cierto es que, bien a bien, no sabemos definirla y, hasta el momento, nos provoca más asombro que eficiencia.

De igual forma, existe la tendencia a pensar que sólo hay una manera de aplicar los procesos de gestión para museos, lo cual, desde nuestra perspectiva, es un error, ya que al echar una rápida mirada a la práctica museográfica nacional de estos últimos años, nos encontramos con que han sido muy diversas las modalidades y muchos los procedimientos que se han implementado, tanto para proyectos públicos como privados, o del llamado tercer sector (2), para lograr sus fines particulares. Esta revisión nos permite decir que existen tantos procesos de gestión como proyectos museológicos que los requieren para lograr sus objetivos.

En el intento de tipificar las circunstancias y los proyectos que han sido implementados en nuestro país, como procesos de gestión de museos, nos encontramos con cuatro escenarios claramente definidos. Uno de ellos, quizás el más identificable aunque, no por ello, el más simple y que aplica a la gran mayoría de los más de 1,000 museos existentes en el país (3), es el que corresponde, o debería corresponder, a un museo en operación. Este proceso de gestión es el que más ha sido estructurado y caracterizado; baste citar las palabras de Lord y Lord, autoridades en estos temas: “el propósito de la gestión de museos es facilitar la toma de decisiones que conducen a la consecución de la misión del museo, al cumplimiento de su mandato y a la ejecución de sus objetivos a corto y largo plazo para cada una de sus funciones” (4).

Otro proceso identificado es el que corresponde a los museos en reestructuración, o sea, aquellos museos en operación que requieren replantear y reubicar, parcial o totalmente, tanto sus discursos museográficos como su contenedor, o ambos. En este caso encontramos, por ejemplo, al Museo Nacional de Arte (5) que hace unos años implementó el proyecto Munal 2000, proceso que implicó el reacomodo museográfico de sus áreas ante el significativo crecimiento que tuvo en sus acervos, gracias a colecciones provenientes de lo que fuera la Pinacoteca Virreinal, al tiempo que debió dar respuesta a un importante incremento en el total de sus espacios, mismos que aumentaron hasta un total de casi 20,000 m2.

Otro escenario lo constituyen aquellos proyectos que podemos llamar nuevos museos en edificios nuevos, los cuales requirieron también de particulares procesos de gestión, en muchos aspectos diferentes a los descritos. Por citar un caso, encontramos el Museo del Desierto (6), Coahuila, 1999, que necesitó de estrategias tanto para conformar sus nuevos discursos y exposiciones en los 5,000m2 asignados a las áreas museográficas, como para diseñar e implementar sus servicios y áreas sustantivas en un total de 12,000 m2 de edificio construido.

Podríamos agrupar otros procesos más en lo que corresponde a nuevos museos en edificios existentes, a este caso corresponden por ejemplo, las estrategias y programas que se están diseñando con miras a conseguir los 45 millones de pesos necesarios para crear tanto las exposiciones del futuro Museo de Arte Popular (7), como para adaptar arquitectónicamente la Antigua Estación de Bomberos en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Pero ¿cuál es la particularidad de esta propuesta?
Que ésta no se basa únicamente en la descripción de estos escenarios sino que propone analizarlos utilizando para ello plataformas digitales. Este fue un primer acercamiento realizado para lo cual tomamos como ejemplo el Museo Nacional del Virreinato y a partir de él llegamos a algunas conclusiones que pudieran utilizarse en ejemplos futuros, la intención es integrar el lenguaje digital a los problemas particulares de gestión en los museos mexicanos.

Un ejemplo concreto

Debemos entender que lo importante de todo planteamiento nuevo que apunte a mejorar el quehacer cotidiano de un museo, no radica únicamente en lo novedoso de su sustento teórico per se sino, más bien, en la capacidad que éste tiene para convertirse y transformarse en herramienta que le permita al museo, como institución, encontrar soluciones a circunstancias de su realidad concreta que han sido previamente identificadas.


El programa que a continuación se expone, intenta ser una apropiación muy particular de la realidad mexicana con respecto a los modelos de gestión museística. La idea es proponerlo como una serie de pasos lógicos para ser aplicados a museos que correspondan a lo que he descrito –como museos en operación– y que requieran de procesos de reestructuración museográfica tanto de sus discursos como de sus instalaciones.
Tomaremos entonces, como ejemplo para entender mejor el modelo, a algún museo público, cuyos recursos y financiamiento dependan completamente del Estado y que tenga el estatuto de museo nacional.


Primera acción: Prospectiva

Identificar la prospectiva significa, entre otras cosas, conocer el mandato social que le ha sido asignado al museo por el Estado, a través de las diversas instancias de decisión, desde su creación hasta la fecha. Sabemos, por definición y normatividad, que el mandato social no puede ser establecido por cada museo de manera autónoma, que es el Estado, a través de sus instancias de gobierno, el responsable de definir el motivo de su creación o, lo que es peor, de su cancelación. Por tanto, el mandato social, aunado a lo educativo y cultural, es la parte esencial de la misión de un museo.

Entonces, ¿qué debe ser este museo nacional? Es el cuestionamiento que utilizamos para concentrar las opiniones y los documentos realizados por los distintos niveles de decisión. Con él podemos preguntar, por ejemplo a las instancias gubernamentales de política educativa: ¿Qué debe ser este museo nacional según la Secretaría de Educación Pública? ¿Qué debe ser este museo nacional según el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes? De la misma manera, se debe preguntar y conocer las definiciones de las instancias gubernamentales profesionales y las de las instancias profesionales de regulación, así como la opinión del cuerpo directivo de este museo.


Para que un modelo de planeación sea eficiente debe incluir y considerar todos los factores que intervienen en el mismo, más aún si se trata de componentes esenciales de los cuales un museo no puede prescindir, como los son sus públicos y estructuras de financiamiento. Por eso se debe preguntar también ¿Qué debe ser este museo nacional según sus visitantes? y ¿qué debe ser según las sociedades de amigos?


Segunda acción: diagnóstico.

El diagnóstico nos permite dos cosas: primero identificar fortalezas y debilidades en las áreas sustantivas que el museo tiene para cumplir con su misión-mandato y, segundo, definir las maneras –visión– en que el museo puede apropiarse y preservar su objeto de estudio para comunicarlo a sus públicos.


La pregunta ¿Qué es hoy este museo nacional?, aunque apunta a encontrar más respuestas al diagnóstico de las fortalezas y debilidades al ser una especie de radiografía de lo que ocurre actualmente en el museo, también nos permite interrogar y perfilar las políticas, procedimientos y presupuestos que se requieren para definir la visión del museo.

Para el diagnóstico de las fortalezas y debilidades en las áreas básicas de operación se deben realizar:

-Análisis de los tipos y calidad de servicios con los que este museo nacional atiende a sus públicos: accesos, recorridos y circulaciones, zonas de descanso y sanitarios, tiendas y cafeterías, atención del personal, servicios educativos y visitas guiadas, talleres y publicaciones.


-Análisis de los procedimientos con los que este museo nacional maneja y atiende a sus colecciones: almacenamiento, conservación, restauración, registro, catalogación, préstamos y movimientos, seguridad y mantenimiento en salas.

-Análisis del discurso museográfico que emplea este museo nacional para comunicar a sus públicos por medio de sus exposiciones temporales: niveles de lectura, periodicidad, vigencia y utilidad de los temas expuestos, calidad de las colecciones, calidad de las publicaciones de apoyo, calidad de las actividades educativas y presupuestos.

-Análisis del discurso museográfico que emplea este museo nacional para comunicar a sus públicos por medio de sus exposiciones permanentes: niveles de lectura, núcleos temáticos que agrupan a las colecciones, calidad de las colecciones, calidad de las publicaciones de apoyo, circulaciones y recorridos y calidad de la museografía.

-Análisis de los recursos y procedimientos (administración) con los que este museo nacional opera sus recursos humanos: organigrama, funciones, cantidad, especialidad y funciones; sus recursos materiales: infraestructura física, insumos, materiales, equipos, mantenimiento; sus recursos financieros: presupuesto global, presupuesto por áreas, asignación, comprobación, operación y procedimientos institucionales; y otros recursos y financiamientos.

-Análisis espaciales del inmueble en cuanto a áreas destinadas al público: accesos, circulaciones, sanitarios, estacionamientos, actividades educativas; áreas destinadas a colecciones: almacenamiento, conservación, restauración, documentación, investigación; áreas destinadas a exposiciones: permanentes, temporales, producción y montaje; y áreas destinadas a administración: seguridad, mantenimiento, oficinas;, limpieza y seguridad.

-Análisis de la imagen que proyecta este museo nacional en sus públicos y del impacto de la misma a partir de la publicación de sus investigaciones, de la difusión de sus actividades culturales, del nivel de vinculación con otros organismos e instituciones y del sistema de señalización (señalética) utilizado.

Así, los resultados obtenidos en la evaluación de las áreas básicas del museo compondrán el primer núcleo de información que nos permitirá trazar con mayor certeza la viabilidad del programa.

La siguiente etapa del diagnóstico, la referida a la visión con la que este museo nacional interpreta y asume el mandato social, supone la inclusión de las opiniones de todos los sectores involucrados en la definición de la misma.


La intención es establecer las políticas, procedimientos y recursos, o sea, las maneras en que este museo nacional puede enfrentar la misión asignada. Las preguntas, entonces, son realizadas no solamente a las diversas instancias de decisión dentro del museo, sino que también son considerados otros actores sociales y culturales: académicos, profesionales y no profesionales, entre otros. En este sentido las preguntas son: ¿cuáles son las maneras, según la dirección de este museo nacional, en que éste debe apropiarse, definir y preservar a su objeto de estudio para comunicarlo a sus públicos? ¿Cuáles son las maneras, según el personal de este museo nacional, en que éste debe apropiarse, definir y preservar a su objeto de estudio?, y así repetir este cuestionamiento tanto a los visitantes, como a los especialistas y a las sociedades de amigos.

Tercera acción: Viabilidad

El tercer momento o acción del programa, significa proyectar, a cada una de las áreas sustanciales del museo, el cómo cumplir con el mandato social asignado.
La viabilidad implica no solamente realizar los procesos según los objetivos planteados, sino también definir el tipo de indicadores que serán utilizados para evaluar los resultados obtenidos.


La pregunta ¿Cómo cumplir con la misión asignada a este museo nacional?, permite, entonces, asignar metas, planes, programas, tiempos, recursos, presupuestos y parámetros de evaluación para las áreas sustantivas del museo: servicios, colecciones, exposiciones, administración, inmueble e imagen.


Nota final

La aportación sustancial de este tipo de programas, más allá de ayudar a identificar estrategias de gestión para museos que requieren de reestructuración museográfica, es la de ofrecerse como una herramienta metodológica que, gracias a la adaptación a las condiciones de la realidad concreta de cada museo, nos permita tener más y mejores maneras de desarrollar y proyectar a nuestras instituciones culturales.



Notas:
(1)   Dice Kevin Moore en su libro La gestión del museo, Guijón, Ed. Trea, 1998, que para el año de 1994 la gestión se había transformado en la actividad museográfica más destacada en Gran Bretaña y que había que trabajar muy duro para que ésta no se quedara en una moda o interés pasajero.
(2)   La Global Fundation se encuentra realizando en estos días un museo referido a la paz en la Universidad Einstein de la Ciudad de México.
(3)   Cifras que maneja el ICOM-México.
(4)   Lord, Barry y Gail Dexter Lord. Manual de gestión de museos, Barcelona, Ariel, 1998.
(5)   Memoria Munal 2000, México, Conaculta, 2001.
(6)   Cárdenas, Magolo, “Crónica del Museo del Desierto”, en: Arqueología Mexicana, vol. IX,núm. 51, México, sept-oct. de 2001.
(7)   Cruz, Antimio, “Comienza en abril rescate de edificio”, en: Reforma, sección cultural, México, 28 de enero de 2003.

martes, 5 de julio de 2011

LAS PROPUESTAS DISCURSIVAS DEL MUSEO AROCENA
Ponencia presentada en la Conferencia Internacional de Intercom, ICOM, Torreón, Coahuila, 2009.
MTRO. RODRIGO WITKER. Investigador del ISCyH-BUAP y Museógrafo del Museo Arocena

La intención de este trabajo radica en caracterizar los discursos que el Museo Arocena propone a la comunidad en la que se inserta. Recapitular acerca de sus principios, construcciones y narraciones.
Revisando los componentes de su oferta, encontramos que éstos se centran en tres esferas muy claramente definidas: el discurso del espacio, el discurso de la historia y el discurso del arte.
La primera caracterización, la del discurso del espacio está sustentada, a su vez, en tres principios de acción, el primero que tiene que ver con el rescate del espacio construido o, que en términos más precisos sería el rescate de un bien inmueble histórico; el segundo que podríamos llamar: Diálogo de formas y que hace referencia a la convivencia de dos estilos arquitectónicos y, el tercero: que comprende la Revitalización del espacio urbano.



Maqueta Edificio Arocena y Anexo
 Desde sus inicios, por allá por 1998 y a través de sus ocho años de gestación, hasta 2006, fecha en que se inaugura, la sede del museo varió de manera constante. Originalmente se le proyectó en el Edificio Arocena, inmueble histórico de 1920, para posteriormente adaptarse un terreno vacío a uno de sus costados; tiempo después se le volvió a proyectar, ahora en otro inmueble histórico, construido en 1902 ocupaba el Banco Inverlat para, finalmente en 2002, disponer del edificio del Casino de La Laguna que sería su sede definitiva.
El rescate del espacio construido en el caso concreto del Casino de La Laguna significó, entre otros,  una recuperación y al mismo tiempo un  respeto absoluto a los trazos originales proyectados por el arquitecto Louis Chanel en 1909, año de su construcción, que con el paso del tiempo habían ido alterando su espacialidad interna debido a los requerimientos de uso de cada ápoca: discoteca, boliche, billar, etc.


Fachada histórica: Casino de La Laguna
 Lo que da como resultado un inmueble en el cual no solamente se conserva y rescata su pasado histórico y estructural, sino que se le integran conceptos contemporáneos de intervención arquitectónica, tanto para interiores como sus exteriores que da como resultado un generoso espacio museográfico que ofrece a sus visitantes 5,000 m2 de áreas de exposiciones temporales y permanentes, bodegas, talleres, auditorio, biblioteca, oficinas, tienda, cafetería y usos múltiples.
El museo entonces dispone de servicios internos como: restauración, bodegas, control de colecciones y seguridad.
Y de servicios externos como: áreas educativas, biblioteca, auditorio, tienda y plaza de usos múltiples para eventos sociales.

Fachada contemporánea
 En este análisis llamamos Diálogo de las formas a la convivencia de estilos arquitectónicos, a los que alguna tipología describiría como museo mixto ya que incorpora no solamente procedimientos propios de los llamados “museos adaptados”, aquellos en que se guarda un absoluto respeto a las historicidades de los bienes inmuebles que los albergan, sobre todo cuando se trata de edificios que han sido declarados “históricos” por el Estado, sino que, además, agrega y hace convivir en armonía y complementariedad otros componentes arquitectónicos, propios de los “museos ex profeso” o “museos de nueva planta” que, en el caso del Museo Arocena, expresan de forma contundente su contemporaneidad.
El carácter histórico pero a la vez contemporáneo de sus elementos arquitectónicos, y su privilegiada ubicación en la Ciudad de Torreón, frente a la Plaza de Armas lo han convertido en un detonador no solamente de cultura, sino de revitalización del alicaído centro histórico.
La segunda caracterización es el discurso de la historia el cual se estructura a partir de ofrecer al público cuatro niveles de aproximación. Cada uno reforzado por diversas exposiciones y estrategias comunicativas. Tenemos así el nivel de la microhistoria representado en la exposición El Casino de La Laguna; el de la historia regional donde la exposición gira en torno a las  historias particulares y propias de esta característica zona geográfica del país por medio de la exposición Crónica de La Laguna; el de la historia nacional que toma de manera cronológica los principales acontecimientos de la historia de México para exponerla a través de la exposición México en el Tiempo y el de la historia universal que se convierte en un referente cronológico y que es ofrecido a través de las exposiciones: Línea de Tiempo y Personajes de la Historia.


Exposición historia del Casino de La Laguna
 El primer nivel, el de la microhistoria es uno de los temas primordiales de la estructura discursiva del museo, tanto que ocupa un lugar relevante al inicio del recorrido. De una manera casi minimalista, se reproduce a gran formato la fachada del Casino de La Laguna, convirtiéndolo en una especie de “pieza de exposición” donde, a través de multimedios se puede consultar información específica del inmueble. Empleando el concepto de Museo de sitio, la intención única de esta exposición es conocer la historia particular del edificio que sirve de contenedor del museo.
La forma de interacción ofrecida es a través de pantallas sensibles donde se puede conocer  de una manera documental, desde la historia arquitectónica del edificio y de sus remodelaciones hasta las actividades culturales, recreativas y políticas en las que el Casino fue el escenario principal. Ofrece además la posibilidad de identificar los elementos arquitectónicos que componen su fachada.


Exposición Permanente: Crónica de La Laguna. 
 El nivel de la historia regional o la historia local. Para este nivel el principio básico se soporta en la idea de la necesaria modificación y/o transformación del modelo de museo regional que existe en estos momentos en la museografía nacional. Caracterizado por un relato en que predomina una visión que resulta de la vinculación entre la paleontología, la antropología y la arqueología, con la cual se narra la historia de una manera tan extensa y ajena que no deja lugar para exponer los temas que explican, por ejemplo, el surgimiento, desarrollo y el momento actual de la propia región o zona, y que tampoco permite ni propicia desglosar la información a un nivel tan local que haga partícipe a los visitantes con lo expuesto.
Para esto el discurso museográfico propone “reconstruir”  la identidad lagunera en cuatro acercamientos o cuatro ejes, teniendo a la historia como argumento explicativo en lo que se denominó Crónica de La Laguna. Eje 1: Nuestra Casa Natural (historia natural de la región) en el que desarrollan temas de Flora, Fauna, Hidrografía, Orografía; Eje 2: Así somos los laguneros (historia social) desde los primeros pobladores hasta la educación y la religión, ocupando un lugar predominante el tema de los inmigrantes; Eje 3: Los caminos de la prosperidad (historia económica) desde las primeras actividades como el cultivo del algodón, la vitivinicultura o la agricultura, pasando por la minería, la industria y el turismo, y el Eje 4: Nuestra herencia cultural (historia cultural) que desarrolla aspectos como el deporte, la gastronomía, las fiestas y tradiciones, pasando por la prensa, radio, cine, pintura, música, letras, etc.
La propuesta incorpora además otros elementos discursivos como son el tiempo narrativo y el rescate de patrimonio inmaterial. El tiempo narrativo que está dado por una permanente relación entre pasado-presente y presente-pasado. El tema ¿Cómo fueron nuestros antepasados?, por ejemplo,  vincula el pasado con el presente, mientras que ¿Cómo es hoy el sector del turismo en La Laguna?, relaciona el presente con el pasado. Una especie de causa-efecto, efecto-causa.
El rescate del patrimonio inmaterial, por su parte, se expresa por ejemplo, en la recuperación de recetas tradicionales, en el recuento de las fiestas y las tradiciones o la música popular de la región.
La escenificación del discurso, y ante el hecho de que no disponer de este tipo de objetos de colección, recurrió básicamente a materiales provenientes de los ricos archivos documentales de la región, mismos que dieron paso a una solución donde la gráfica y elementos audiovisuales y digitales llevan el peso de la narración.
Las estrategias comunicativas para reforzar este nivel se ofrecen a partir de multimedios interactivos que permiten profundizar sobre ciertos tópicos propios de cada uno de los temas, Inmigrantes y vida social y Los Jesuitas en la historia social, o la Minería, la Ganadería y la Banca y los Grandes Almacenes en la historia económica o la Gastronomía, fiestas y tradiciones en la historia cultural, entre otros.


Exposición Permanente: México en la historia
 Para el nivel de la historia nacional se ofrece un guión en el que la Historia de México (la historia oficial), se presenta como una sucesión de acontecimientos que sirven de respaldo o soporte para comprender la historia regional, como una especie de marco de referencia contextual.
Para ello y condicionados por el espacio museográfico, el discurso dividió en cuatro temas el área de exposición, denominados: México Antiguo, México Virreinal, México Independiente y México Moderno en los que se exhibirían objetos (bienes culturales) al tiempo que contendrían elementos gráficos y digitales.
De este manera se ofrece información general pero al mismo tiempo detallada y específica de cada uno de los periodos históricos a través de imágenes, documentos, fotografías, objetos y textos.
En este caso, el tiempo narrativo se esencialmente cronológico, va del pasado y llega al presente de manera lineal como una sucesión de acontecimientos. La vigencia de sus contenidos abarca hasta el periodo presidencial de 2007-2012
Para reforzar este nivel, el discurso contiene dos multimedios interactivos para cada tema en los que se puede profundizar sobre temas como: Comida prehispánica, o los Viajeros y Exploradores de México o, La Caricatura en el siglo XIX o el Cine de Oro Mexicano. Ofrece además, siendo de los pocos en México, una versión a nivel audiovisual de los acontecimientos políticos, sociales, culturales acontecidos en los últimos cincuenta años en el país (1950-2000) a través de un documental a seis pantallas que se exhibe en el auditorio (copia del que se exhibe en el Museo Nacional de Historia).


Multimedios de historia universal.
 Para el nivel de la historia universal, el discurso se ofrece en dos áreas expositivas. Una llamada Línea de Tiempo que permite consultar los hechos más sobresalientes acontecidos desde miles años antes de nuestra era y que culmina en nuestros días, haciendo hincapié en la historia particular de México, España y Estados Unidos, mismo que puede ser consultado en unos equipos de cómputo por medio de pantallas táctiles.  
Y otra zona llamada Personajes de la Historia, donde a través de imágenes el visitante puede identificar los más importantes actores de todas las facetas de la vida en el planeta y referirlos al tiempo y al espacio específicos que les corresponde. En este caso, el tiempo narrativo también es cronológico, el pasado y el presente de manera lineal.

El discurso del arte
Con el paso del tiempo, el proyecto fue enriqueciendo sus contenidos y colecciones lo que permitió replantear su temática, de la cual surge el segundo eje básico de trabajo del museo que se refiere al arte, en casi todas  sus manifestaciones.


Sala de Introducción a la Colección Arocena
 Indudablemente que la incorporación de la Colección Arocena, iniciada formalmente por las familias Arocena y Belausteguigoitia a mediados del siglo XX, rica en aspectos artísticos y al mismo tiempo variada en sus representaciones: pintura, escultura, artes aplicadas, platería, entre otros, permitía hacer más amplia y compleja la aproximación al arte que sería expuesta .
Sujeto a esta premisa, el discurso se soporta en dos principios básicos. Uno, ofrecer exposiciones que permitan un acercamiento a todas o al mayor número de manifestaciones artísticas y otro que lo complementa y que se refiere al desarrollo y evolución que estas manifestaciones tienen y han tenido en los más amplios rangos de tiempo posible utilizando para ello las posibilidades y recursos de las exposiciones temporales y permanentes.
De esta manera y por medio de exposiciones permanentes, se expone el grueso de la Colección Arocena agrupada en dos temas: el Arte Europeo y el Arte Virreinal Mexicano sin dejar de lado alguna obligada referencia a la colección y sus coleccionistas.
El primer espacio expositivo en este sentido hace referencia a las piezas más destacadas de la colección así como a sus coleccionistas.


Sala de Exposición Permanente: Arte Europeo

El segundo espacio de exposición permanente Arte Europeo ofrece, a su vez, expresiones artísticas producidas en Europa, principalmente España, durante los siglos XIV al XIX desde los Primitivos Valencianos hasta el Rococó, tales como pintura, escultura y mobiliario.
De manera didáctica y resaltando sus características compositivas, se ofrece un recorrido por cinco siglos de producción artística.


Sala Exposición Permanente: Arte Virreinal Mexicano

El tercer espacio de exposición permanente muestra, por su parte, expresiones artísticas producidas en los siglos XVI al XIX durante el periodo Virreinal y su estructura gremial: loceros, plateros, pintores, escultores y curtidores.
Las otras manifestaciones artísticas, aquellas que estudia y difunde pero que no necesariamente son parte de sus colecciones las ofrece por medio de exposiciones temporales. A través de ellas se han exhibido temas que complementan las posibilidades de apreciar e interpretar el arte. Las exposiciones de carácter temporal permiten entonces exhibir otras expresiones artísticas que complementan la oferta ofrecida en sus exposiciones permanentes.
El discurso expositivo se basa en ofrecer construcciones curatoriales que permitan desde la opción de introducirse al tema del arte hasta la posibilidad de profundizar en algún aspecto puntual. Ejemplo de ello es concepto de exposición temporal recurrente llamada Preámbulo, con la cual se exhiben temas de introducción: estilos, escuelas, corrientes hasta la revisión detallada del cuerpo en el arte contemporáneo mexicano.
En la revisión del arte mexicano el discurso ha transitado desde los rostros, las tradiciones hasta los paisajes mexicanos.


Exposición: La imagen guagalupana en la historia patria

Al tiempo de exhibir arte mexicano, también ofrece otras opciones de aproximación al arte. Desde perspectivas tan particulares como el arte y la religión hasta el establecer diálogos con las expresiones artísticas de Latinoamérica.
El museo también propone la revisión en detalle de algún tema particular a través de su sala temática, donde por medio de unas cuantas piezas se propone una reflexión más a fondo de determinados tópicos relacionados al arte.
La pintura, la fotografía, la cartografía, la porcelana o el retrato tienen cabida en este nivel.
Las propuestas discursivas del Museo Arocena las podemos sintetizar de la siguiente manera: En el rescate patrimonial; en la generación de un nuevo equipamiento cultural; en la utilización de diversos niveles de aproximación a la historia y el arte, lo que da como resultado una aportación de nuevos conocimientos que se integrarán a la creciente oferta cultural de la región.
EL ORDEN DE LA MEMORIA
Memoria Museológica Mexicana

Mtro. Rodrigo Witker B.
Artículo publicado en Revista Illapa del Instituto de Investigaciones Artísticas y Museológicas de la Universidad Ricardo Palma, Lima, Perú, 2006

La museología mexicana, aquella que se preocupa diariamente por la preservación y difusión de tal o cual colección, que advierte de los riesgos en que se encuentran diversos patrimonios de nuestra sociedad, que estudia y propone diversas maneras de apropiarse e interpretar a los bienes culturales y naturales, al parecer se ha vuelto insensible a uno de los acervos más preciados que debiera custodiar, me refiero a los bienes culturales que constituyen y componen su propia memoria, su propio patrimonio, aquellos documentos que testimonian las maneras de hacer y construir museografía en nuestro país.
Esta paradoja es evidente. El simple hecho de asignar más importancia a las funciones de rescatar, ordenar, interpretar y representar públicamente los temas y los bienes de la cultura material que constituyen la memoria común de diversas colectividades, que a las de concentrar, ordenar e interpretar lo correspondiente a su propia memoria, la memoria de la comunidad museográfica, así lo refleja.
Aunque el espectro que abarca es mucho más amplio, a la memoria museológica, al menos para este trabajo, la entendemos como la concentración, tanto de fuentes y documentos originales que integran a los proyectos museográficos, como a las herramientas, los procesos y, principalmente, las experiencias que han sido desarrolladas en México al momento de construir los museos. Y, la idea es entender que no se trata únicamente de concentrar documentos, como ocurre en algunos centros de documentación, sino que, más bien la intención es darle sentido a dicha reunión de materiales, proponerle órdenes a dichas agrupaciones con la intención de que los datos obtenidos no solamente sean coleccionados y preservados, sino que nos brinden información con la cual poder evaluar y poder construir a partir de corregir lo realizado.
Uno de nuestros supuestos de acción significa comprender que cada una de estas fuentes o documentos conlleva información valiosa que nos remiten a las experiencias de trabajo llevadas a cabo en cada proyecto museográfico. Estas experiencias pueden ser muy variadas y podrán referirse ya sea a procedimientos, prácticas o políticas, las cuales desechamos generalmente sin reparar en ellas. Para este trabajo consideramos a la "experiencia museográfica" (relaciones que se dan entre objeto y sujeto en un sistema determinado) como una forma muy específica de conocimiento, que bien puede ser observada para sacar provecho de ella porque la consideramos relevante, ya sea por sus aportaciones como por sus limitantes y, porque, quizá lo más importante, cuando la sometemos a procesos de sistematización y clasificación, se convierte en una eficaz herramienta que permite analizar, desde perspectivas trandisciplinares, una serie de fenómenos que le son propios, gracias a los cuales podemos dar respuestas comprobadas a los problemas que se presenten de planeación museográfica. Este principio nace de considerar que a medida que va avanzando el conocimiento, el sujeto que conoce impregna al objeto de sus determinaciones, por lo que, al transcurrir el tiempo, más del sujeto está en el objeto, a la vez que, más del objeto está en el sujeto. Esto significa que el proceso del conocimiento nos permite ir construyendo verdades cada vez más complejas.
Al observar con detenimiento a estas experiencias, o conjunto de experiencias, nos damos cuenta que siempre corresponden a escenarios o circunstancias muy particulares, mismos que también forman parte del sistema previamente propuesto, para los cuales, al momento de que se le propone una estructura teórica que los sustente, se convierten en conocimientos que bien pueden transformarse en métodos, técnicas o herramientas y que corresponderán a momentos decisivos de un proceso de planeación museográfica.
Nuestra intención es aprender de todo ello, es decir, concentrar información y ordenarla de forma tal que, resultado de su sistematización y análisis, podamos aprender de ella. La premisa es que podemos aprender de las experiencias, museográficas en este caso, para proponerlas como puntos de referencia e información que nos permitan, entre otros, aportar tanto en los procesos de creación de nuevos museos y exposiciones como en los de formación y consolidación de profesionales en la materia.
Tomando a Humberto Maturana, las explicaciones son, entonces, proposiciones que intentan reformular o recrear las observaciones de un  fenómeno  en  un  sistema  de  conceptos  aceptables  para  un grupo de personas que comparten un mismo criterio de validación. En ellas se describen los fenómenos y se propone un sistema conceptual que sea capaz de generar el fenómeno a explicar de una manera aceptable para la comunidad de observadores. Este sistema conceptual debe permitir deducir, además, otros fenómenos no considerados explícitamente en la proposición original, así como describir las condiciones de observación en la comunidad de observadores. Las explicaciones siempre deben tener una referencia empírica, o sea, deben venir de la realidad; deben ser intersubjetivas, o sea rebasar el nivel fenomenológico; deben ser sistemáticas, o sea, demostrar cómo fueron construidas y cómo se llega a esas conclusiones y, deben, también, ser falsables, o sea cuestionables.

Programa Memoria Museológica Mexicana
Para esto creamos un programa de cómputo MEMORIA MUSEOLOGICA MEXICANA que, por medio de diversas formas y niveles de consulta, permite concentrar y, al mismo tiempo, identificar, en las mismas fuentes originales, el cómo han sido construidos (estrategias y recursos) los museos y sus exposiciones en México, con particular énfasis en los últimos veinte años.

La intención ha sido, tratar de conocer y explicarnos, al mismo tiempo, el cómo se construyen explicaciones a partir de observar, sistematizar y reflexionar sobre un conjunto de experiencias museográficas que se han llevado a cabo recientemente en seis diferentes proyectos de nuestros país con el deseo de hacer más eficientes los procesos de planeación museográfica.

La muestra
De acuerdo a esto, hicimos el acopio, la clasificación y la sistematización de materiales (fuentes y documentos originales) correspondientes a seis museos realizados durante la última década en nuestro país. La intención es que ellos nos sirvan, en una primera instancia, de base para proponer una estructura básica de operación (mapa de navegación) del programa, misma que se verá enriquecida, posterior y permanentemente, con la inclusión de otros ejemplos más.
Museo de Palenque, Chiapas, 1993: La importancia de este proyecto radica en su carácter de edificio exprofeso, de tipo arqueológico, de financiamiento público y, al mismo tiempo, de sitio, ya que se encuentra ubicado en la misma zona arqueológica. Ha sido reestructurado museográficamente en tres ocasiones: en 1992, 1993 y 2002.
Museo del Pueblo Maya, Dzibilchaltún, Mérida, Yucatán, 1994: La arquitectura de este museo arqueológico fue realizada por el arq. González Gortazar. Es un edificio ex profeso que es administrado por el INAH y se encuentra en la misma zona arqueológica. El proyecto museográfico estuvo a cargo del Prof. Miguel Ángel Fernández.
Museo de Historia Mexicana, Monterrey, Nuevo León, 1994: Ubicado también en un inmueble ex profeso, forma parte de la oferta turística de la céntrica zona de la macroplaza en la capital del estado. El proyecto museográfico fue dirigido por el Arq. Jorge Agostoni y el proyecto arquitectónico correspondió a los arqs. Álvarez y Bulnes.
Museo del Desierto, Saltillo, Coahuila, 1999: Proyecto que es realizado desde 1996 hasta fines de 1999 fecha en que es inaugurado. El edificio, ex profeso, es realizado por el arq. López Guerra y responde a un intenso y exhaustivo trabajo interdisciplinario de sus contenidos museográficos. Es un museo de historia natural con énfasis en la paleontología donde la interactividad juega un papel importante.
Museo Nacional de Arte, México, DF. 2000: La  documentación  disponible  corresponde  al  Plan Maestro, a la campaña de obtención de fondos y al proyecto de rescate y reacondicionamiento realizados durante los años 1999 y 2000. Se trata de un edificio histórico que fue reestructurado para exponer sus colecciones de arte. Es un museo nacional y de financiamiento público.
Museo Arocena, Torreón, Coahuila, 2003: Adaptación arquitectónica y museográfica de un inmueble histórico. Exposiciones de arte y de historia regional que se estima estarán  abiertas al público a mediados de 2005, de carácter privado. La documentación  disponible  corresponde a las fases de planeación museológica y museográfica, guiones, zonificación temática y arquitectónica, presupuestos y procesos de producción

¿Qué puede explicar el Programa MMM?
La revisión y sistematización de los documentos de estos 6 museos nos permiten proponer cuatro iniciales maneras de dar respuesta a la interrogante central del proyecto.

Una primera hace referencia a que, gracias a la reflexión, a la fundamentación y argumentación empleada al momento de construir nuevos museos en México, se han ido construyendo, quizá de manera muy inconsciente, una serie de conocimientos propios de la teoría museológica que, basados en particulares condiciones, nos hablan, entre otros, de políticas y procedimientos empleados en cada etapa de planeación y de la evaluación de las mismas. Una segunda, muy ligada a la anterior, tiene que ver con la definición y el uso que se hace, a nivel profesional, de diversos términos, digamos que un lenguaje técnico, con los cuales se ha ido creando la museografía nacional. Una tercera que nos permite conocer  y  evaluar el uso y el manejo que se ha hecho de los diversos recursos y herramientas  museológicas y de las circunstancias en que han sido utilizadas, y una cuarta, que ofrece información correspondiente a la opinión, tanto pública como especializada, que se ha generado en torno a la edificación, construcción y puesta en funcionamiento de nuevos museos en nuestro país.

La primera: Reflexión y teoría museológica
Esta surge de la concentración de todos los documentos que dan sustento, justifican y fundamentan la creación de los nuevos museos. En ellos encontramos argumentos que nos dicen, por ejemplo ¿cómo nos hemos apropiados de los diversos conceptos y definiciones de museo?, ¿quién y cómo se les define y clasifica? ¿cómo entiende y estudia, cada museo, a sus públicos reales o potenciales? ¿cuáles son las formas de interpretación y representación que se han utilizadas para comunicarse con sus públicos?, etc.

Para este caso, el programa permite la consulta de la información por medio de un menú llamado búsqueda por proyecto. En este nivel, todos los documentos disponibles son convertidos en archivos digitales y clasificados de manera jerárquica y lineal.  Se respeta el orden cronológico y secuencial que tuvo cada proyecto, aspecto que nos permite evidenciar, por ejemplo, similitudes y pautas que pudieron haber sido comunes entre todos.
En esta primera categoría el programa MMM permite, fundamentalmente, conocer de políticas y procedimientos que han sido utilizados en México, según lo ha requerido cada situación particular (origen público o privado de los recursos, del inmueble y las colecciones). Si entendemos por política a aquello que define y que comprende a los compromisos futuros (funciones museísticas) que una institución debe desarrollar a partir de su misión, mandato y propósitos para cumplir con sus objetivos previamente establecidos, podemos decir, por tanto, que existen muchos tipos de políticas, para las colecciones, para la conservación de las colecciones y el inmueble, para las formas de interpretación y representación, para las relaciones públicas, etc. Los procedimientos, por su parte, son la forma sistemática de llevar a cabo cada una de dichas funciones museísticas. La clasificación de la información en esta categoría nos permite, entonces, generar o enriquecer las tipologías museológicas que cotidianamente manejamos para definir a los museos o, más específico aun, sugerir esquemas clasificatorios para los diferentes procesos, políticas y procedimientos que desarrollan al momento de crear museos.
Para comprobar esto, el Programa MMM ofrece, entre otros y como ejemplo de política para la creación inmuebles, la documentación del proceso que se siguió para la construcción del Museo del Desierto, Saltillo, 1999, en el cual, posterior a un concurso arquitectónico abierto y a nivel nacional que sentaba las bases de su diseño a partir de necesidades museológicas, el arq. López Guerra (ganador del concurso) construyó los 4,200 m2 en los que actualmente se asienta el museo. Ahora, como ejemplo de política de readaptación de inmuebles, el programa MMM ofrece tanto la documentación del Proyecto Munal 2000 como la del Proyecto Museo Arocena, ambos ubicados en edificios históricos cuyos proyectos debieron modificar las funciones arquitectónicas originales para transformarlas a nuevos usos. Los dos proyectos revisten importancia debido a que el origen de los recursos (Marco Institucional), el primero público y el segundo de origen privado, establecen diferentes condicionantes al momento del diseño de sus contenidos.

La segunda: Lenguaje museográfico
Todos los documentos concentrados en esta categoría nos dan cuenta de cómo se han ido construyendo las definiciones y cómo han sido utilizados los términos para clasificar el conocimiento museológico en los últimos años, principalmente el referido a los aspectos prácticos y operativos del trabajo museográfico. Estos elementos, sumados a los anteriores, forman parte sustancial de este llamado lenguaje museográfico.

Para acceder, el programa ofrece la opción de búsqueda de manera alfabética. Ésta nos permite consultar la información por medio de palabras o conceptos. Se convierte en una especie de lexicón o diccionario de términos museológicos. La riqueza consiste en que las fuentes de donde se pueden obtener dichas definiciones y términos son amplias ya que pueden estar contenidas tanto en los guiones como en los cedularios o en documentos similares.  En  ellos  podemos ver, por ejemplo, cómo han sido utilizados elementos claves como lo son: la extensión de los textos, la cantidad de palabras y líneas de textos, los tipos de redacción de los contenidos escritos, etc.
En el proyecto del Museo del Desierto, por ejemplo, podemos encontrar definiciones que nos permiten establecer diferencias y similitudes entre museos comunitarios, museos interactivos y museos al aire libre, al mismo tiempo definiciones referidas a museos de historia natural o museos vivos. En otros casos, el Museo de Palenque o el Museo del Pueblo Maya, vemos el tratamiento que se le dio a los textos, en cuanto a redacción, contenidos y extensión de los mismos.

La tercera: recursos y herramientas museográficas
La clasificación de la información en este apartado nos permite conocer principalmente tanto las herramientas como los recursos museográficos que han sido utilizados para resolver problemas precisos de presentación museográfica. Para esto, el programa MMM nos ofrece los datos en los que podemos conocer, por ejemplo ¿cuáles son esas herramientas museográficas y cómo están construidas? ¿en que situaciones y en qué condiciones han sido utilizadas?, ¿qué tan operativas son?, así como ¿qué son los recursos museográficos?, ¿cómo han sido empleados y en qué circunstancias?, ¿cuáles las ventajas y desventajas en su uso?, etc.
El programa MMM permite el acceso a esta información por medio de un menú de búsqueda especializada gracias al cuál podemos acceder a formatos, modelos o  esquemas.
Por ejemplo, las herramientas utilizadas por el Museo del Desierto para estimar los costos de producción y montaje de las exposiciones, mismas que fueron perfeccionadas en el Proyecto del Museo Arocena, o los formatos de guiones que fueron utilizados hace algunos años en el Museo de Palenque y cómo han evolucionado y se les ha perfeccionado hasta nuestros días. Para esto, nuestra definición de herramienta hace referencia tanto a los instrumentos que sirven para resolver una necesidad práctica específica (extensión de la mano del hombre) como a las metaherramientas, o sea, aquellas herramientas con las que podemos construir, al mismo tiempo, otras herramientas, característica distintiva y propia de los seres humanos y que son, por tanto, una especie de extensión de la mente, tomando las palabras de Jorge González, que ayudan a resolver problemas particulares detectados en la realidad. Y, la definición de recurso museográfico, como todo aquel elemento que permite hacer más explicito y entendible los contenidos de las exposiciones, que posibilite la comunicación de los contenidos y agrupaciones discursivas a los públicos visitantes.

La cuarta: la opinión generada
En esta última se concentra la información que tiene que ver, básicamente, con las variadas opiniones que se han generado, en diversos sectores de la sociedad, en torno a la “construcción” de cada nuevo museo.
Nos permite saber, por ejemplo, ¿qué se dijo en el momento de la creación del museo? o ¿que se ha dicho con el paso del tiempo?. Conocer, de igual manera, ¿qué opinan los diversos sectores: profesionistas, especialistas y medios de comunicación respecto de sus exposiciones y de sus colecciones? ¿ qué opinan de sus maneras de interpretar y representar museográficamente sus temas y colecciones?.
Para ello el programa MMM permite el acceso a la información, principalmente hemerográfica, en la que se contienen diversas opiniones generadas a lo largo del tiempo. Encontramos por ejemplo, en el caso del Museo de Palenque, una nota periodística que, ante el hecho de que nunca se le reinauguró de manera oficial,  se pensaba  que  el museo  era una especie de “secreto de estado”. En otros casos, como el Museo del Pueblo Maya, del Desierto, o de Historia Mexicana, la información evidencia que predominan los comportamientos políticos por sobre los culturales ya que en todos ellos su inauguración oficial fue realizada el último día de la gestión de cada gobernante (Salinas y Zedillo respectivamente) y, en el caso del Museo del Pueblo Maya, el recorrido inaugural no tardó más unos cuantos minutos y tuvo la misma importancia que la inauguración de un puente peatonal. En otros casos las opiniones apuntan a aspectos más particulares, por ejemplo, reflexionar si por el costo el costo de producción del Museo del Desierto éste debió realizarse o si esa cantidad debió invertirse en otro tipo de obra social.
Independientemente del tipo de comentario, el rescate y valoración de esta información tiene como intención el permitirnos contar con elementos a partir de los cuales se pueda hace la reconstrucción más completa posible de los procesos realizados. Estos sistemas permiten rescatar la nota original para evitar la descontextualización de la información, al tiempo que se convierte en otra manera más de obtener la evaluación de los museos y sus exposiciones. 

Concluyendo, la intención de este programa es que se convierta en un instrumento que permita conocer las maneras en que conocemos a la museografía y a sus procesos. La sistematización de la información contenida en esta memoria nos permitirá, además, la posibilidad de realizar análisis desde perspectivas interdisciplinares y transdisciplinares mucho más precisas y reales que nos ayuden a reflexionar y proponer teorías y sistemas sobre procesos, métodos y prácticas que puedan ser utilizados en la construcción de la museología mexicana en los próximos años.
Este programa nos permite encontrarnos con conjuntos de información que al ser sistematizados y categorizados pueden convertirse en metodologías (procesos y técnicas para llevar a cabo una actividad) que nos ayudarán, entre otros, a resolver problemas propios de la planeación museográfica, como lo son los que corresponden a la creación de exposiciones tanto permanentes y temporales, como a aquellas que nacen a partir de los objetos de colección o de colecciones de ideas, o también a aquellas que tipológicamente corresponden a museos de arte y de historia y, por último, a procesos y políticas que deben desarrollarse cuando el origen de los recursos (tanto los financieros como sus  colecciones  e  inmueble)  es  privado. 
Para finalizar y retomando como siempre a Maturana, este sistema conceptual nos permite deducir, además, otros fenónemos no considerados explícitamente en la proposición original, o sea, nos permite generar otros observables que forman parte del mismo proceso y que en el futuro pueden ser abordados para complementar esta información como los son, por ejemplo, las actividades que corresponden a la gestión y operación de los museos, a los   programas de servicios educativos y de integración para transformar a los usuarios en visitantes, a los programas de difusión o de restauración de sus colecciones o, simplemente a las tareas que corresponden al proyecto de arquitectura o de restauración de un inmueble.
Nos permitirá, en suma, enriquecer nuestras maneras de evaluar museos existentes y mejorar enormemente las formas de hacer museos en el futuro.