martes, 5 de julio de 2011

EL ORDEN DE LA MEMORIA
Memoria Museológica Mexicana

Mtro. Rodrigo Witker B.
Artículo publicado en Revista Illapa del Instituto de Investigaciones Artísticas y Museológicas de la Universidad Ricardo Palma, Lima, Perú, 2006

La museología mexicana, aquella que se preocupa diariamente por la preservación y difusión de tal o cual colección, que advierte de los riesgos en que se encuentran diversos patrimonios de nuestra sociedad, que estudia y propone diversas maneras de apropiarse e interpretar a los bienes culturales y naturales, al parecer se ha vuelto insensible a uno de los acervos más preciados que debiera custodiar, me refiero a los bienes culturales que constituyen y componen su propia memoria, su propio patrimonio, aquellos documentos que testimonian las maneras de hacer y construir museografía en nuestro país.
Esta paradoja es evidente. El simple hecho de asignar más importancia a las funciones de rescatar, ordenar, interpretar y representar públicamente los temas y los bienes de la cultura material que constituyen la memoria común de diversas colectividades, que a las de concentrar, ordenar e interpretar lo correspondiente a su propia memoria, la memoria de la comunidad museográfica, así lo refleja.
Aunque el espectro que abarca es mucho más amplio, a la memoria museológica, al menos para este trabajo, la entendemos como la concentración, tanto de fuentes y documentos originales que integran a los proyectos museográficos, como a las herramientas, los procesos y, principalmente, las experiencias que han sido desarrolladas en México al momento de construir los museos. Y, la idea es entender que no se trata únicamente de concentrar documentos, como ocurre en algunos centros de documentación, sino que, más bien la intención es darle sentido a dicha reunión de materiales, proponerle órdenes a dichas agrupaciones con la intención de que los datos obtenidos no solamente sean coleccionados y preservados, sino que nos brinden información con la cual poder evaluar y poder construir a partir de corregir lo realizado.
Uno de nuestros supuestos de acción significa comprender que cada una de estas fuentes o documentos conlleva información valiosa que nos remiten a las experiencias de trabajo llevadas a cabo en cada proyecto museográfico. Estas experiencias pueden ser muy variadas y podrán referirse ya sea a procedimientos, prácticas o políticas, las cuales desechamos generalmente sin reparar en ellas. Para este trabajo consideramos a la "experiencia museográfica" (relaciones que se dan entre objeto y sujeto en un sistema determinado) como una forma muy específica de conocimiento, que bien puede ser observada para sacar provecho de ella porque la consideramos relevante, ya sea por sus aportaciones como por sus limitantes y, porque, quizá lo más importante, cuando la sometemos a procesos de sistematización y clasificación, se convierte en una eficaz herramienta que permite analizar, desde perspectivas trandisciplinares, una serie de fenómenos que le son propios, gracias a los cuales podemos dar respuestas comprobadas a los problemas que se presenten de planeación museográfica. Este principio nace de considerar que a medida que va avanzando el conocimiento, el sujeto que conoce impregna al objeto de sus determinaciones, por lo que, al transcurrir el tiempo, más del sujeto está en el objeto, a la vez que, más del objeto está en el sujeto. Esto significa que el proceso del conocimiento nos permite ir construyendo verdades cada vez más complejas.
Al observar con detenimiento a estas experiencias, o conjunto de experiencias, nos damos cuenta que siempre corresponden a escenarios o circunstancias muy particulares, mismos que también forman parte del sistema previamente propuesto, para los cuales, al momento de que se le propone una estructura teórica que los sustente, se convierten en conocimientos que bien pueden transformarse en métodos, técnicas o herramientas y que corresponderán a momentos decisivos de un proceso de planeación museográfica.
Nuestra intención es aprender de todo ello, es decir, concentrar información y ordenarla de forma tal que, resultado de su sistematización y análisis, podamos aprender de ella. La premisa es que podemos aprender de las experiencias, museográficas en este caso, para proponerlas como puntos de referencia e información que nos permitan, entre otros, aportar tanto en los procesos de creación de nuevos museos y exposiciones como en los de formación y consolidación de profesionales en la materia.
Tomando a Humberto Maturana, las explicaciones son, entonces, proposiciones que intentan reformular o recrear las observaciones de un  fenómeno  en  un  sistema  de  conceptos  aceptables  para  un grupo de personas que comparten un mismo criterio de validación. En ellas se describen los fenómenos y se propone un sistema conceptual que sea capaz de generar el fenómeno a explicar de una manera aceptable para la comunidad de observadores. Este sistema conceptual debe permitir deducir, además, otros fenómenos no considerados explícitamente en la proposición original, así como describir las condiciones de observación en la comunidad de observadores. Las explicaciones siempre deben tener una referencia empírica, o sea, deben venir de la realidad; deben ser intersubjetivas, o sea rebasar el nivel fenomenológico; deben ser sistemáticas, o sea, demostrar cómo fueron construidas y cómo se llega a esas conclusiones y, deben, también, ser falsables, o sea cuestionables.

Programa Memoria Museológica Mexicana
Para esto creamos un programa de cómputo MEMORIA MUSEOLOGICA MEXICANA que, por medio de diversas formas y niveles de consulta, permite concentrar y, al mismo tiempo, identificar, en las mismas fuentes originales, el cómo han sido construidos (estrategias y recursos) los museos y sus exposiciones en México, con particular énfasis en los últimos veinte años.

La intención ha sido, tratar de conocer y explicarnos, al mismo tiempo, el cómo se construyen explicaciones a partir de observar, sistematizar y reflexionar sobre un conjunto de experiencias museográficas que se han llevado a cabo recientemente en seis diferentes proyectos de nuestros país con el deseo de hacer más eficientes los procesos de planeación museográfica.

La muestra
De acuerdo a esto, hicimos el acopio, la clasificación y la sistematización de materiales (fuentes y documentos originales) correspondientes a seis museos realizados durante la última década en nuestro país. La intención es que ellos nos sirvan, en una primera instancia, de base para proponer una estructura básica de operación (mapa de navegación) del programa, misma que se verá enriquecida, posterior y permanentemente, con la inclusión de otros ejemplos más.
Museo de Palenque, Chiapas, 1993: La importancia de este proyecto radica en su carácter de edificio exprofeso, de tipo arqueológico, de financiamiento público y, al mismo tiempo, de sitio, ya que se encuentra ubicado en la misma zona arqueológica. Ha sido reestructurado museográficamente en tres ocasiones: en 1992, 1993 y 2002.
Museo del Pueblo Maya, Dzibilchaltún, Mérida, Yucatán, 1994: La arquitectura de este museo arqueológico fue realizada por el arq. González Gortazar. Es un edificio ex profeso que es administrado por el INAH y se encuentra en la misma zona arqueológica. El proyecto museográfico estuvo a cargo del Prof. Miguel Ángel Fernández.
Museo de Historia Mexicana, Monterrey, Nuevo León, 1994: Ubicado también en un inmueble ex profeso, forma parte de la oferta turística de la céntrica zona de la macroplaza en la capital del estado. El proyecto museográfico fue dirigido por el Arq. Jorge Agostoni y el proyecto arquitectónico correspondió a los arqs. Álvarez y Bulnes.
Museo del Desierto, Saltillo, Coahuila, 1999: Proyecto que es realizado desde 1996 hasta fines de 1999 fecha en que es inaugurado. El edificio, ex profeso, es realizado por el arq. López Guerra y responde a un intenso y exhaustivo trabajo interdisciplinario de sus contenidos museográficos. Es un museo de historia natural con énfasis en la paleontología donde la interactividad juega un papel importante.
Museo Nacional de Arte, México, DF. 2000: La  documentación  disponible  corresponde  al  Plan Maestro, a la campaña de obtención de fondos y al proyecto de rescate y reacondicionamiento realizados durante los años 1999 y 2000. Se trata de un edificio histórico que fue reestructurado para exponer sus colecciones de arte. Es un museo nacional y de financiamiento público.
Museo Arocena, Torreón, Coahuila, 2003: Adaptación arquitectónica y museográfica de un inmueble histórico. Exposiciones de arte y de historia regional que se estima estarán  abiertas al público a mediados de 2005, de carácter privado. La documentación  disponible  corresponde a las fases de planeación museológica y museográfica, guiones, zonificación temática y arquitectónica, presupuestos y procesos de producción

¿Qué puede explicar el Programa MMM?
La revisión y sistematización de los documentos de estos 6 museos nos permiten proponer cuatro iniciales maneras de dar respuesta a la interrogante central del proyecto.

Una primera hace referencia a que, gracias a la reflexión, a la fundamentación y argumentación empleada al momento de construir nuevos museos en México, se han ido construyendo, quizá de manera muy inconsciente, una serie de conocimientos propios de la teoría museológica que, basados en particulares condiciones, nos hablan, entre otros, de políticas y procedimientos empleados en cada etapa de planeación y de la evaluación de las mismas. Una segunda, muy ligada a la anterior, tiene que ver con la definición y el uso que se hace, a nivel profesional, de diversos términos, digamos que un lenguaje técnico, con los cuales se ha ido creando la museografía nacional. Una tercera que nos permite conocer  y  evaluar el uso y el manejo que se ha hecho de los diversos recursos y herramientas  museológicas y de las circunstancias en que han sido utilizadas, y una cuarta, que ofrece información correspondiente a la opinión, tanto pública como especializada, que se ha generado en torno a la edificación, construcción y puesta en funcionamiento de nuevos museos en nuestro país.

La primera: Reflexión y teoría museológica
Esta surge de la concentración de todos los documentos que dan sustento, justifican y fundamentan la creación de los nuevos museos. En ellos encontramos argumentos que nos dicen, por ejemplo ¿cómo nos hemos apropiados de los diversos conceptos y definiciones de museo?, ¿quién y cómo se les define y clasifica? ¿cómo entiende y estudia, cada museo, a sus públicos reales o potenciales? ¿cuáles son las formas de interpretación y representación que se han utilizadas para comunicarse con sus públicos?, etc.

Para este caso, el programa permite la consulta de la información por medio de un menú llamado búsqueda por proyecto. En este nivel, todos los documentos disponibles son convertidos en archivos digitales y clasificados de manera jerárquica y lineal.  Se respeta el orden cronológico y secuencial que tuvo cada proyecto, aspecto que nos permite evidenciar, por ejemplo, similitudes y pautas que pudieron haber sido comunes entre todos.
En esta primera categoría el programa MMM permite, fundamentalmente, conocer de políticas y procedimientos que han sido utilizados en México, según lo ha requerido cada situación particular (origen público o privado de los recursos, del inmueble y las colecciones). Si entendemos por política a aquello que define y que comprende a los compromisos futuros (funciones museísticas) que una institución debe desarrollar a partir de su misión, mandato y propósitos para cumplir con sus objetivos previamente establecidos, podemos decir, por tanto, que existen muchos tipos de políticas, para las colecciones, para la conservación de las colecciones y el inmueble, para las formas de interpretación y representación, para las relaciones públicas, etc. Los procedimientos, por su parte, son la forma sistemática de llevar a cabo cada una de dichas funciones museísticas. La clasificación de la información en esta categoría nos permite, entonces, generar o enriquecer las tipologías museológicas que cotidianamente manejamos para definir a los museos o, más específico aun, sugerir esquemas clasificatorios para los diferentes procesos, políticas y procedimientos que desarrollan al momento de crear museos.
Para comprobar esto, el Programa MMM ofrece, entre otros y como ejemplo de política para la creación inmuebles, la documentación del proceso que se siguió para la construcción del Museo del Desierto, Saltillo, 1999, en el cual, posterior a un concurso arquitectónico abierto y a nivel nacional que sentaba las bases de su diseño a partir de necesidades museológicas, el arq. López Guerra (ganador del concurso) construyó los 4,200 m2 en los que actualmente se asienta el museo. Ahora, como ejemplo de política de readaptación de inmuebles, el programa MMM ofrece tanto la documentación del Proyecto Munal 2000 como la del Proyecto Museo Arocena, ambos ubicados en edificios históricos cuyos proyectos debieron modificar las funciones arquitectónicas originales para transformarlas a nuevos usos. Los dos proyectos revisten importancia debido a que el origen de los recursos (Marco Institucional), el primero público y el segundo de origen privado, establecen diferentes condicionantes al momento del diseño de sus contenidos.

La segunda: Lenguaje museográfico
Todos los documentos concentrados en esta categoría nos dan cuenta de cómo se han ido construyendo las definiciones y cómo han sido utilizados los términos para clasificar el conocimiento museológico en los últimos años, principalmente el referido a los aspectos prácticos y operativos del trabajo museográfico. Estos elementos, sumados a los anteriores, forman parte sustancial de este llamado lenguaje museográfico.

Para acceder, el programa ofrece la opción de búsqueda de manera alfabética. Ésta nos permite consultar la información por medio de palabras o conceptos. Se convierte en una especie de lexicón o diccionario de términos museológicos. La riqueza consiste en que las fuentes de donde se pueden obtener dichas definiciones y términos son amplias ya que pueden estar contenidas tanto en los guiones como en los cedularios o en documentos similares.  En  ellos  podemos ver, por ejemplo, cómo han sido utilizados elementos claves como lo son: la extensión de los textos, la cantidad de palabras y líneas de textos, los tipos de redacción de los contenidos escritos, etc.
En el proyecto del Museo del Desierto, por ejemplo, podemos encontrar definiciones que nos permiten establecer diferencias y similitudes entre museos comunitarios, museos interactivos y museos al aire libre, al mismo tiempo definiciones referidas a museos de historia natural o museos vivos. En otros casos, el Museo de Palenque o el Museo del Pueblo Maya, vemos el tratamiento que se le dio a los textos, en cuanto a redacción, contenidos y extensión de los mismos.

La tercera: recursos y herramientas museográficas
La clasificación de la información en este apartado nos permite conocer principalmente tanto las herramientas como los recursos museográficos que han sido utilizados para resolver problemas precisos de presentación museográfica. Para esto, el programa MMM nos ofrece los datos en los que podemos conocer, por ejemplo ¿cuáles son esas herramientas museográficas y cómo están construidas? ¿en que situaciones y en qué condiciones han sido utilizadas?, ¿qué tan operativas son?, así como ¿qué son los recursos museográficos?, ¿cómo han sido empleados y en qué circunstancias?, ¿cuáles las ventajas y desventajas en su uso?, etc.
El programa MMM permite el acceso a esta información por medio de un menú de búsqueda especializada gracias al cuál podemos acceder a formatos, modelos o  esquemas.
Por ejemplo, las herramientas utilizadas por el Museo del Desierto para estimar los costos de producción y montaje de las exposiciones, mismas que fueron perfeccionadas en el Proyecto del Museo Arocena, o los formatos de guiones que fueron utilizados hace algunos años en el Museo de Palenque y cómo han evolucionado y se les ha perfeccionado hasta nuestros días. Para esto, nuestra definición de herramienta hace referencia tanto a los instrumentos que sirven para resolver una necesidad práctica específica (extensión de la mano del hombre) como a las metaherramientas, o sea, aquellas herramientas con las que podemos construir, al mismo tiempo, otras herramientas, característica distintiva y propia de los seres humanos y que son, por tanto, una especie de extensión de la mente, tomando las palabras de Jorge González, que ayudan a resolver problemas particulares detectados en la realidad. Y, la definición de recurso museográfico, como todo aquel elemento que permite hacer más explicito y entendible los contenidos de las exposiciones, que posibilite la comunicación de los contenidos y agrupaciones discursivas a los públicos visitantes.

La cuarta: la opinión generada
En esta última se concentra la información que tiene que ver, básicamente, con las variadas opiniones que se han generado, en diversos sectores de la sociedad, en torno a la “construcción” de cada nuevo museo.
Nos permite saber, por ejemplo, ¿qué se dijo en el momento de la creación del museo? o ¿que se ha dicho con el paso del tiempo?. Conocer, de igual manera, ¿qué opinan los diversos sectores: profesionistas, especialistas y medios de comunicación respecto de sus exposiciones y de sus colecciones? ¿ qué opinan de sus maneras de interpretar y representar museográficamente sus temas y colecciones?.
Para ello el programa MMM permite el acceso a la información, principalmente hemerográfica, en la que se contienen diversas opiniones generadas a lo largo del tiempo. Encontramos por ejemplo, en el caso del Museo de Palenque, una nota periodística que, ante el hecho de que nunca se le reinauguró de manera oficial,  se pensaba  que  el museo  era una especie de “secreto de estado”. En otros casos, como el Museo del Pueblo Maya, del Desierto, o de Historia Mexicana, la información evidencia que predominan los comportamientos políticos por sobre los culturales ya que en todos ellos su inauguración oficial fue realizada el último día de la gestión de cada gobernante (Salinas y Zedillo respectivamente) y, en el caso del Museo del Pueblo Maya, el recorrido inaugural no tardó más unos cuantos minutos y tuvo la misma importancia que la inauguración de un puente peatonal. En otros casos las opiniones apuntan a aspectos más particulares, por ejemplo, reflexionar si por el costo el costo de producción del Museo del Desierto éste debió realizarse o si esa cantidad debió invertirse en otro tipo de obra social.
Independientemente del tipo de comentario, el rescate y valoración de esta información tiene como intención el permitirnos contar con elementos a partir de los cuales se pueda hace la reconstrucción más completa posible de los procesos realizados. Estos sistemas permiten rescatar la nota original para evitar la descontextualización de la información, al tiempo que se convierte en otra manera más de obtener la evaluación de los museos y sus exposiciones. 

Concluyendo, la intención de este programa es que se convierta en un instrumento que permita conocer las maneras en que conocemos a la museografía y a sus procesos. La sistematización de la información contenida en esta memoria nos permitirá, además, la posibilidad de realizar análisis desde perspectivas interdisciplinares y transdisciplinares mucho más precisas y reales que nos ayuden a reflexionar y proponer teorías y sistemas sobre procesos, métodos y prácticas que puedan ser utilizados en la construcción de la museología mexicana en los próximos años.
Este programa nos permite encontrarnos con conjuntos de información que al ser sistematizados y categorizados pueden convertirse en metodologías (procesos y técnicas para llevar a cabo una actividad) que nos ayudarán, entre otros, a resolver problemas propios de la planeación museográfica, como lo son los que corresponden a la creación de exposiciones tanto permanentes y temporales, como a aquellas que nacen a partir de los objetos de colección o de colecciones de ideas, o también a aquellas que tipológicamente corresponden a museos de arte y de historia y, por último, a procesos y políticas que deben desarrollarse cuando el origen de los recursos (tanto los financieros como sus  colecciones  e  inmueble)  es  privado. 
Para finalizar y retomando como siempre a Maturana, este sistema conceptual nos permite deducir, además, otros fenónemos no considerados explícitamente en la proposición original, o sea, nos permite generar otros observables que forman parte del mismo proceso y que en el futuro pueden ser abordados para complementar esta información como los son, por ejemplo, las actividades que corresponden a la gestión y operación de los museos, a los   programas de servicios educativos y de integración para transformar a los usuarios en visitantes, a los programas de difusión o de restauración de sus colecciones o, simplemente a las tareas que corresponden al proyecto de arquitectura o de restauración de un inmueble.
Nos permitirá, en suma, enriquecer nuestras maneras de evaluar museos existentes y mejorar enormemente las formas de hacer museos en el futuro.

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